miércoles, 17 de julio de 2013

¡Qué bien hace hablar con los amigos!

     Siempre es un gran gusto hablar con los buenos amigos, cuánto más cuando la amistad ha sido desinteresada y estrecha, durante un largo tiempo.
     Yo me he ganado algún amigo cuando, queriendo mi bien, me ha regañado. También me he ganado alguno cuando yo le dicho algo que podía ayudarle. Otras veces han sido las circunstancias de la vida las que se han encargado de unir nuestras vidas. Otras, el trabajo.
     Hoy me ha llamado un amigo mío, Benedicto, desde Tegucigalpa, saludándome y comunicándome la alegre noticia de su próxima ordenación diaconal (11 de septiembre), invitándome para asistir. Claro, con mucho gusto lo haría, aunque está un poco lejos. Ya veremos. Me ha dado tanto gusto hablar por teléfono con Benedicto.
     También hoy he felicitado por su cumpleaños a dos personas, a quienes aprecio mucho. Tantos momentos compartidos que, insensiblemente, la confianza ha sido creciente y alegre.
     Pobre la persona que no tiene amigos, que no tiene con quien compartir lo que lleva en su corazón. ¿Te has dado cuenta que cuanto más abres tu corazón a los demás, más se ensancha y vives más plenamente, más feliz?

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