domingo, 4 de mayo de 2014

Hermoso día de pastoral parroquial

El parque y la iglesia de Santa María Visitación.
     Como suele ser los domingos, me levanté relativamente pronto para rezar un poco y, luego, encaminarme, esta vez, a Santa María Visitación a cubrir al párroco que, debido a unos compromisos pastorales distintos, necesitó que le suplieran. Los sacerdotes suelen tener pluriempleo, aquí necesitó una ayuda que yo, de buen grado, me presté a hacer.
     Gente, de habla quiché, muy piadosa, que enternece el corazón del que tiene fe. Especialmente los mayores, cuando el sacerdote pasa junto o frente a ellos, hacen una reverencia. También me encantó bendecir a los niños que los padres acercaban al sacerdote.
     Además, conversé con los comensales del almuerzo: Jeremías, el sacristán de la parroquia de Santa María, quien se portó muy gentil. Además, la ama de casa que se encargó de deleitarnos con los sabores propios de un hogar, llamada Manuela. Uno más: un acólito que ya está haciendo estudios universitarios, y que me acompañó a ir a los otros sitios en donde debía celebrar y que, sin su ayuda, no habría podido hallar. Tiene un nombre enrevesado y sorprendente que me costó pronunciar: Ebgueni, o algo así; no quise importunar más y preguntar sobre su origen y si simpatizaba al interesado; sí pregunté, en cambio, si tenía otro nombre, pero me di cuenta que no era el primero que aportaba: su segundo nombre era Nicolás.
     En la última Misa, de las tres que celebré hoy, me tocó encomendar el alma de una niña que murió hoy mismo, de tres años de edad. Era una Misa de cuerpo presente. Los padres, presentes entonces, estaban muy dolidos, pero con mucha fe. Fue motivo para hablar de la misericordia de Dios, del amor que tiene a sus hijos, especialmente a los más pequeños, y de cómo también nos ha amado dando su vida por nosotros y conservando, como testimonio de su sacrificio y de su amor, las marcas de su Pasión. La Liturgia nos sugiere que, habiendo sido bautizada y no cometer pecado alguno, el alma de la niña debe ya estar gozando de la gloria de Dios. Confiamos en ello.
     En fin, un maravilloso día de pastoral, diverso del trabajo ordinario de formación en el Seminario, a manera de un respiro en el trajinar diario.
Vista de la iglesia de Santa Clara, en donde también celebré la Santa Misa. Ahora están en trabajos de ampliación de la iglesia que ya se necesitaba.
El día no estuvo tan soleado como para tener este paisaje, pero esta vista sí que está de camino a esta parroquia de Santa María.

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