Oficialmente, hoy es día de asueto para
los trabajadores, tanto los que trabajan con el gobierno como los de la
iniciativa privada. A los maestros les llegó la notificación de que tienen que
descansar hoy, y mañana volverán al trabajo. Un sacerdote comentó que, de
plano, puesto que llegarían cansados mañana al trabajo, sólo trabajarán a
medias… En fin…
Entonces, hoy, ¿es día del trabajo o del
trabajador?
El Papa Pío XII (1/05/1955) instituyó la
memoria de San José Obrero, queriendo cristianizar e incentivar el sentido
positivo del trabajo, tras las dificultades que tuvieron los obreros después de
la revolución industrial y bolchevique y sus consecuencias que alcanzaron a
todo el mundo.
Todo padre judío debía enseñar a su hijo el
oficio. José era obrero, aunque nos gusta apreciarle con una escuadra en mano o
una sierra, y le habrá enseñado a Jesús su trabajo. Primero José, luego Jesús,
se ganaron el pan diario con su trabajo humilde, con que mantenían a la Sagrada
Familia.
¿Qué pretensiones tendría José de tener un
trabajo más lucido? No creo que las tuviera. Sin embargo, se esforzaría en
hacer bien su trabajo.
El trabajo de nuestro Señor nos redimió —también el de
José—,
mas no por el trabajo en sí mismo sino por cumplir la Voluntad de Dios y el
amor y competencia que puso al ejercerlo.
¿Se habrá cansado, San José? ¿Alguna vez se
habrá ausentado por enfermarse? ¿Cómo mantendría, José, su taller? Sus
herramientas, ¿eran de “último modelo”? ¿Es posible mantenerse siempre con la
sonrisa, como nos imaginamos a San José en medio del trabajo?
Piensa en que tu trabajo agrada a Dios —sea
el que sea, con que sea honrado—, con el esfuerzo que pones en amarle y
recordarte de Él mientras lo haces, como de ayudar al prójimo con lo que haces.
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