El miércoles, suele ser día de cumplir
encargos para mí. Eso me ha dado oportunidad de encontrarme con muchas personas
y confirmar que hay buen espíritu en todas partes, que hay mucha gente buena en
cualquier sitio.
Además de mis alumnos de Sagrada
Escritura, a quienes voy conociendo mejor, encontré caras conocidas en donde
suelo llevar el carro para que le den su chequeada y que no me dé problemas, en
vista de que, en ese campo, nos moriríamos de hambre (al no saber nada). Aunque
podría decir que es su deber, pero me tratan siempre con amabilidad —con escasa
excepción—.
Allá también, en donde tuve que recoger
una ayuda en especie para el Seminario. Abriéndome camino y haciendo nuevas
gestiones, me han atendido bien y pronto, dándome indicaciones para que me
resulte más rápida y amena la gestión.
Entre los sacerdotes es común que nos
comiencen problemas con el estómago debido a la gastritis, pues solemos
descuidar las horas y los hábitos de alimentación. Aunque sea escaso inmediato
del resultado, traté de cuidarme y no dar ocasión a dar más trabajo a los
médicos. Así que me fui a almorzar. No soy muy amigo de ir a almorzar solo en
un sitio público, pero alguna vez lo hago. Esta vez me animé. Saludé a los
comensales vecinos con un “buen provecho”. Uno de ellos —con su
esposa, me pareció— me saludó más deferentemente, aunque sin acercarse. Ordené y
traté de almorzar pronto, pues tenía otros encargos. Cuando iba a medio almuerzo,
aquel amable vecino levantó la mano para decir adiós, y le correspondí. Cuando pedí
la cuenta, me dijeron que ese amable vecino había pagado la cuenta, que incluía
también un dulce como postre…
¿Han sentido ustedes un profundo
agradecimiento por algo que les han hecho? Sin duda. Pero, lastimosamente mi
bienhechor ya se había marchado… Francamente, me quedé abrumado, muy
agradecido. Busqué con la vista a mi benefactor pero, como es lógico, ya no lo
encontré.
Hice el propósito de encomendarle en la
Santa Misa para corresponder a ese favor. Desde luego, yo he tratado de hacer
también otros favores.
Ciertamente, mucha gente, de manera
desinteresada, hace tantos favores, comenzando por las mamás… ¿Se recuerdan de
aquel video que puse por el día de la madre?
Dios premie a tantos que bienhechores
anónimos.
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