martes, 15 de julio de 2014

La perspectiva del tiempo del Seminario

El P. Ángel María, con niños de Primera Comunión de su parroquia.
     Revisando algunas páginas del internet, he pasado nuevamente por la del P. Ángel María, llamada “Semetabaj Hispano”. El sabor “chapín”, más concretamente “sololateco”, se vislumbra ya desde el primer vistazo del portal. Me recuerdan muchas cosas vividas con optimismo y alegría, y me ayudan a dirigir la mirada hacia el futuro.
     Me he encontrado con su entrada del 10 de julio. El P. Ángel recordaba los sueños que tenía 20 años atrás sobre la formación de los futuros sacerdotes para esta tierra y de cómo se van cumpliendo poco a poco.
     Creo leer en sus palabras tanta fe y esperanza que le invitaban a ver con ilusión los años por delante, soñando con una diócesis y un seminario florecientes, a pesar de la precariedad con que se vivía entonces —que todavía no se han resuelto del todo aún ahora—. Esto me invita a seguir poniendo mi “granito de arena” para construir la Iglesia.
     Copio y pego parte de una entrevista que le hicieron hace 20 años para el periódico Semetabaj y que coloca en su página.
     Gracias, P. Ángel. Me ha hecho recordar mis años de seminarista y a retomar con ilusión este maravilloso trabajo de la formación de los futuros sacerdotes.
     P. Ángel, como rector del Seminario de Sololá ¿cual es su objetivo principal?
     Consolidar el Seminario en su espíritu y en sus estructuras, pues está todavía muy joven y poco desarrollado. Para ello hay que ir formando un equipo competente e integrado de formadores, y ello no resulta fácil.
     Después hay que ir creando toda una tradición sacerdotal en las diócesis que nos envían sus seminaristas. En la mayoría de ellas los sacerdotes han venido de fuera y no se sabe cómo debe funcionar un sacerdote nacido con mentalidad y cultura locales.
     En tercer lugar hay que arreglar el tema económico, procurando que aumente la ayuda diocesana y que no haya que depender mayoritariamente de la ayuda extranjera.
     ¿Cómo se siente al tener como colaboradores a algunos sacerdotes salidos ya de este seminario?
     Es la mayor de las satisfacciones, pues se va cumpliendo el primer objetivo. Al mismo tiempo es una gran responsabilidad pues no se les puede exigir a ellos lo que uno no está dispuesto a dar.
     Usted que proviene de una diócesis con una larga tradición ¿qué diferencia ve con nuestras jóvenes iglesias?
     Ciertamente todo es aquí muy distinto a lo que yo he vivido en mi tierra de origen. Y considero que tanto acá como allá, hay cosas malas y buenas, dificultades y oportunidades, gracia y pecado.
     Acá casi todo está por hacer, con la ventaja de que pueden hacerse innovaciones sin problemas, pero con el inconveniente de que pueden resultar fallidas; allá todo está hecho y resulta difícil renovar y mejorar lo recibido, pero se da la ventaja de que la tradición le arropa a uno y es más difícil equivocarse.
     Pero, en uno y otro lugar, lo difícil es mejorar día a día la vida de la Iglesia, con toda la riqueza de su misterio y sacar las consecuencias personales y comunitarias que esto implica.

3 comentarios:

  1. Como recordar es, en cierto modo, volver a vivir, es grato recordar aquellos felices años. Y mejor aún disfrutar viendo que la realidad de hoy a superado los sueños de entonces ¡Felicidades y a seguir con ilusión trabajando en ese querido Seminario!

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    1. En efecto, recordamos con agradecimiento todo con lo que Dios nos ha bendecido y que Dios conoce. Gracias por todo, P. Ángel. Un abrazo a la distancia.

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  2. Corrección: Quise escribir: "ha superado". Disculpa.

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