viernes, 29 de agosto de 2014

Con las “pilas cargadas”

     Reajustando mis horarios, logré sacar tiempo para ir de retiro durante esta semana, con parte del clero de la Diócesis. Ha sido la segunda tanda de retiros para el clero.
     Estaba previsto que viniera a predicarlo el P. Emilio González, pero no ha podido ser. En su lugar, ha predicado el P. Abelardo. Y lo ha hecho magistralmente.
     El lugar, como lo había comentado, fue Karmel Juyú, un lugar espléndido para apartarse de la labor ordinaria, de las preocupaciones diarias, de los imprevistos frecuentes, de los agobios autoimpuestos.
     El lugar dista de San Andrés Semetabaj apenas unos dos kilómetros. Se sitúa en el filón de un monte, una de cuyas aguas da hacia “el lago más bello del mundo”.
     Los amaneceres fueron de ensueño. Personalmente, como fui uno de los últimos en situarme, me tocó la mejor habitación —según se quiera ver—, pues me dejaron la habitación que habían reservado para el obispo —que no tiene más particularidad que la de un vista preciosa, pues es una casa de retiro y todas las habitaciones son iguales—. Cada día, al despertar, corría la cortina y aparecía ante mi vista una maravilla de cuadro.
     Aunque he ponderado la preciosura del lugar, el tiempo de silencio y meditación fue la mejor parte. Los temas sugeridos —los clásicos de un retiro: el fin del hombre, el sacerdocio, esta vez: las bienaventuranzas— me han ayudado a replantearme mi lucha ascética en esta maravillosa vocación a la que me ha llamado el Señor.
     Buen tiempo de examen, nuevos propósitos, podríamos decir que vengo con “las pilas cargadas”. Dios me ayude —con la oración de ustedes— a luchar para conseguir esos propósitos, así como a mis hermanos sacerdotes que también estuvieron en retiro.
     Y, para terminar con broche de oro el día, hemos celebrado en grande el cumpleaños del P. Víctor, el rector del Seminario. ¡Qué fiesta!, digna de un rector.
Ésta es la imagen que tomé hoy, a primera hora de la mañana, desde la ventana de mi habitación.

Ésta es la foto conmemorativa, de los pocos que quisimos aparecer en la foto, al terminar el retiro.

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