Un científico le buscará cinco pies al
gato…; un meteorólogo dará razones para explicar por qué ha empezado a llover…
Un creyente dirá que Dios lo tenía decidido y que escucha las oraciones.
A
la hora del desayuno, el P. Francisco comentó que había ido a celebrar
la Santa Misa a Concepción, porque un grupo de feligreses quería ofrecerla para
pedir la lluvia, y que después de la Misa, todo el día sacarían las imágenes en
procesión, impetrando de Dios la lluvia. Esto sucedió a primera hora de la
mañana.
Entrada la noche, sorprendentemente, ha
empezado a llover. Hace ratos estaba tronando por aquí, mientras caía la
lluvia; sigue tronando a la distancia.
Le pedimos a Dios que mañana llueva
nuevamente, pues, tanta falta hace a la agricultura.
Me encanta la fe de esta mi gente, tan
sencilla, que implora de Dios la lluvia.
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