viernes, 1 de agosto de 2014

Naturalidad

¿No es el hijo del carpintero?
     Como la de Jesús, como dice el evangelio de hoy:
     “Fue Jesús a su ciudad (…). La gente decía admirada: ‘(…) ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos…? ¿No viven aquí todas sus hermanas?
     Sus paisanos el conocían bien. Jesús vivió una niñez y una juventud normales, de tal manera que lo extraordinario que decía y obraba les resultaba extraño.
     Conviene que no nos distingamos de los demás por cosas raras y excéntricas. Si lo hacemos, que sea por el amor, el servicio, la alegría, la amistad…
     San Josemaría escribió en Surco: “Cristo resucitado: el más grande de los milagros no fue visto más que por unos pocos..., los necesarios. La naturalidad es la firma de las empresas divinas.” (n. 554).

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