¿No es el hijo del carpintero? |
“Fue Jesús a su ciudad (…). La gente decía
admirada: ‘(…) ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus
hermanos…? ¿No viven aquí todas sus hermanas?”
Sus paisanos el conocían bien. Jesús vivió
una niñez y una juventud normales, de tal manera que lo extraordinario que
decía y obraba les resultaba extraño.
Conviene que no nos distingamos de los
demás por cosas raras y excéntricas. Si lo hacemos, que sea por el amor, el
servicio, la alegría, la amistad…
San Josemaría
escribió en Surco: “Cristo resucitado: el más grande de los milagros no fue
visto más que por unos pocos..., los necesarios. La naturalidad es la firma de
las empresas divinas.” (n. 554).
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