miércoles, 6 de agosto de 2014

Trabajar, conversar, ser sacerdote...

Lo importante es llegar a la meta, aunque a veces cueste un poco. ¡Cuánto más si es el Cielo lo que nos jugamos!
     Hoy me pasé algunas horas delante del monitor de la computadora, llenando cuadros de notas de los alumnos, preparando un informe. Son las notas de los alumnos conseguidas durante el primer semestre. Qué fácil es escribirlas, pero han costado todo un semestre de trabajo arduo. Horas y horas estudiando, escuchando al profesor en clase, investigando… Se deja lo menos posible a la suerte, y se trata de asegurar con el trabajo concienzudo. En determinados momentos me han sorprendido los alumnos…
     Eso sí, llegó un momento en que los números parecían bailar delante de mi vista. Menos mal fue hacia el final del tiempo que le iba a aplicar.
     Lo bueno es que tuve un descanso en medio, cuando vino un muchacho que tenía inquietud vocacional, conducido por el P. Juan Pablo. Tuvimos un diálogo ameno para conocernos, para conocerle. Tratamos de situarle, con un plan definido, para discernir con claridad su camino. Claro, estaremos en contacto.
     Hubo un rato para actualizar el rostro digital del Seminario —escribiendo estas líneas estoy completando ese rato— y tiempo para atender y conversar con el P. Fredy, que nos visitó, antes de marchar a su parroquia de Pochuta. Me alegró mucho su comentario sobre la actividad pastoral que tiene con los jóvenes, y que tiene en la mira a varios jóvenes con inquietud vocacional sacerdotal.
     ¡Ah!, y me queda un rato todavía, por la noche, para revisar el periódico interno “Semetabaj”, que elaboran los alumnos de Primero de Teología, trabajo con el que estoy ciertamente satisfecho.
      ¿Rezar? Desde luego. En esta fiesta de la Transfiguración no ha faltado los ratos sosegados para tratar al Señor, cuya alegría traté de compartir con los seminaristas con quienes conviví y las religiosas con quienes celebré hoy la Santa Misa.
     En fin, así se me acabaron el martes —ayer— y el miércoles de esta semana, días en que me dieron descanso en el Seminario de La Asunción, pues tuvieron actividad extraordinaria.

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