domingo, 19 de julio de 2015

Aprender a descansar

     Me encanta la preocupación de Jesús, que leemos en el evangelio de la Misa del día: "Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo a descansar un poco" (Mc 6,31). Los apóstoles estaban regresando de la misión y tenían ganas de contar sus aventuras a Jesús. Jesús también se las quería escuchar. Pero, para eso, necesitaban un poco de intimidad y de descanso.

     Esa preocupación de Jesús se traduce para nosotros en fraternidad, en pensar y ver las necesidades de los demás y servirles. Ésta fue la invitación, entre tantas, que escucharon hoy un grupo de muchachas que hicieron hoy un rato de retiro.

     El descanso nos ayuda a reparar fuerzas y tener MEJOR tiempo para Dios. Que no es no hacer nada.

     Me parece que es una cuenta pendiente: ofrecer a los laicos alternativas para descansar en familia, que tanta falta hace. ¿Pueden imaginarse cómo debería descansar una madre de familia en día domingo, cuando las obligaciones asumidas no ceden ni siquiera en este día? Hay que buscar alternativas... Para eso, dialogar, buscando la corresponsabilidad.

     Además, en el descanso no ha de primar el egoísmo, sino buscar reparar fuerzas ayudando a los demás a que también lo hagan. Por naturaleza, en una familia suele buscarse el bien de los demás. Busquemos ayudar a los demás a que también lo pasen bien.

     Pero también todos tenemos la cuenta pendiente: aprender a descansar. Todos tenemos ciertas formas de hacerlo, pero no siempre son correctas, porque más cansados nos dejan o van restándole fuerzas al cuerpo o son perjudiciales al alma.

     En fin, sólo planteo el tema, y cada uno puede ir sacando consecuencias prácticas. ¡Buen descanso de domingo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario