El domingo pasado tuve la oportunidad de
acompañar a dos de los nuevos presbíteros en su Primera Misa: al P. Rigo y al
P. Marvin, a semejanza de como lo hizo el P. Víctor con el P. Santiago y el
Dcno. Rubín.
El P. Rigo es originario de El Camán,
aldea de Patzicía, hace un año convertida en parroquia, la última en ser
erigida. El pueblo, en la mañana del domingo, se volcó en una gran fiesta para
celebrar este regalo de Dios. No tengo fotos de entonces, pero a ver si nos las
proporcionan algunos bienhechores. Sólo hice esta en el almuerzo, del P. Rigo y
sus papás. De sacerdotes, acompañamos al P. Rigo los siguientes: P. Edgar
Simón, el párroco, P. Celvin, P. Chepe Noj, P. Milo (mi párroco) y yo.
Por la tarde, el P. Edgar y yo nos
encaminamos a la aldea del P. Marvin, Ciénaga Grande (San José Pinula). La Misa
estaba programada para las 4 de la tarde. Aunque llegamos por los pelos,
conducidos por nuestro Ángel de la Guarda, pues era un lugar recóndito, nos dio
tiempo para revestirnos y acompañar al nuevo sacerdote. Estuvieron en la Santa
Misa, además del P. Edgar y yo, el P. Eleobardo (párroco en Santa Lucía Utatlán,
de donde es vicario el nuevo sacerdote) y el P. Víctor, párroco de Ciénaga
Grande.
En ambas Misas tuvimos presente querer
ganar la Indulgencia Plenaria que la Iglesia concede a los que participan en la
Primera Misa de un nuevo sacerdote.
Aunque no pudimos estar en la Primera Misa
de todos los nuevos “padres”, les felicitamos y acompañamos.
Las primeras misas de los nuevos sacerdotes son las más hermosas celebraciones de las que disfrutamos sus hermanos los demás sacerdotes. Yo doy gracias a Dios por haber podido disfrutarlas tantas veces y me uno, con la oración y el recuerdo, a celebraciones como la del P. Marvin, y disfruto también a lo grande. Dios nos siga bendiciendo con nuevos y buenos sacerdotes ¡Felicidades P. Marvin y saludos, P. Miguel!
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