A unos amigos míos, muy cercanos, les dije
ayer, en una conversación, comentando las incidencias de los quebrantos de
salud de una cuñada mía:
-- Puesto que somos cristianos, sabemos la
eficacia de la oración y recurrimos con fe a Dios para que nos oiga en tales
circunstancias. La oración de alguien muy unido a Dios, de una persona santa,
es más eficaz. Pero, la oración del sacerdote, sin ser mejor que los demás, es
la oración de Jesucristo que ora por nosotros. Esto sucede especialmente en la
Santa Misa, cuando el sacerdote la celebra por una intención particular. Yo,
humildemente, lo he estado haciendo por la salud de ella (mi cuñada).
Estoy persuadido de la eficacia de
encomendar una intención a la Misa de un sacerdote. Ahora, mientras escribo
estas letras, encomiendo también a los que las lean. Tú, cuando participes de
la Santa Misa, no dudes en poner tu intención también en la celebración, que
Jesús ve los corazones y atiende tales intenciones.
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