Es una intriga: por parte de unos, somos
acusados de que hablamos mucho de demonios y de pecado; por otros somos
acusados de que no hablamos de estos temas. ¿A quién hacerle caso? Ciertamente, ni a unos ni
a otros, sino “Al De Arriba”.
Las lecturas de la Misa de hoy,
especialmente la del evangelio (Lc 4,1-13), nos recuerda que el Demonio es un
ser real, personal, que existe y que se mueve, y su misión es la tentación y el
pecado. El mismo nombre de Satanás significa “Tentador”.
Si no existiera pecado, no habría Demonio;
si no hubiera ni Demonio ni pecado, no habría Redención; si no hubiera
Redención, no existiría Dios ni tú y yo...
No es para alarmarte, pero tienes que
pertrecharte de “las armas de la luz” y combatir este combate que tenemos
seguro de ganar, porque Dios está de nuestra parte. Pero, tú y yo, ¡NO NOS
DEJEMOS GANAR POR EL ARMA DEL DEMONIO QUE ES LA TENTACIÓN! Pidámosle a Dios: “no
nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”. ¿Te suenan estas plegarias?
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