Es
una expresión de clara autoría de un santo, san Josemaría. Pasan tantas, pero
tantas cosas cada día, pero que todas son tan ordinarias que no nos detenemos a
pensar en ellas.
Todas,
pueden ser ocasión para encontrarse con Dios, tratando de hacer
extraordinariamente las cosas ordinarias..., por amor a Dios.
Hoy
me ha pasado, entre esas muchas cosas ordinarias, una extraordinaria: me han
invitado a predicar en la Primera Misa de un ya próximo sacerdote: el ahora
Dcno. Santos Ramos. La verdad, es un gran privilegio y lo he aceptado con gran
gusto. Le he estado encomendando, desde luego, pero ahora me servirá esto para
hacerlo más.
Dios me ayude a poner cada día empeño en hacer bien, extraordinariamente
bien, las cosas cotidianas. Ojalá les pase igual a ustedes, con un optimismo
cristiano y divino, puesto que Dios se fija en nosotros y le interesan esas nuestra
nimiedades, puesto que nos ama.
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