Hoy
me he encontrado con unos sacerdotes, amigos míos, después de la celebración de
la Navidad. Qué alegre el momento que he pasado con ellos, compartiendo
incidencias sacerdotales. En efecto, es un sacerdote quien mejor comprende y
puede ayudar a un sacerdote. Sobre todo un sacerdote que está para comprenderte
y ayudarte.
Dentro de un momento, un momento para
rezar y prepararme para celebrar la Santa Misa, celebrando a San Esteban
protomártir, y encomendaré a mi papá, que lleva este nombre. Estos días lo
estoy aprovechando para compartir su alegría y su compañía, tratando yo también
de hacerles compañía. ¡Cuánto he disfrutado de la compañía de mi familia,
hermanos y sobrinos.
Pasados los años me he ido dando cuenta
mejor que es la familia la que alegra y no tanto las fiestas, aunque,
ciertamente, una fiesta como la de la Navidad ayuda esencialmente a darle
contenido a esta alegría. No son, pues, las cosas materiales o el jolgorio lo
que alegra.
Pasar ratos con la familia, con todas
nuestras diferencias, estimula y da sentido a la vida.
Dentro de tres días celebraremos a la
Sagrada Familia de Nazaret. Tú y yo intentaremos tenerles muy presentes durante
nuestros ratos de conversación con Dios; ahora que es tan fácil en estos días
de Navidad, fiesta que no se ha agotado ayer.
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