¿Por
qué nos gusta tanto la comodidad, el placer, lo fácil y que no cueste? Es un
reflejo del ansia de felicidad que tenemos, aunque a veces es un reflejo
caricaturesco, pues no siempre lo hacemos por el camino correcto.
Ahora,
¿por qué tenemos aversión a lo que cuesta, a lo que comporta esfuerzo, a la
mortificación, a la Cruz, en último término?
Hoy, en
el evangelio de la Misa, (Mt 16,13-23) le dice Simón Pedro a Jesús, cuando les
anunció que moriría en la Cruz y resucitaría: no te puede pasar eso, Señor.
Entre los discípulos de Husserl. |
Hoy, 9
de agosto, celebramos la Fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith
Stein), patrona de Europa. El 2 de agosto fue apresada y el 9 fue cremada en el
campo de concentración nazi de Auschwitz, Polonia. Procedente del pueblo de la
Antigua Alianza, nuestros hermanos mayores (Juan Pablo II), nos enseña a
entregar la vida, si hace falta.
Pero eso
no se improvisa, hace falta irse entrenando para llegar a esa plena entrega en
el momento decisivo: pequeñas mortificaciones –con auténtico sentido cristiano-
para que nos sirva de entrenamiento para la competencia final. ¡Gran lección de
las Olimpiadas!
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