Estamos en tiempo de Adviento, en que nos
preparamos para las dos venidas del Señor: la primera, en la Navidad –que ya ha
sucedido, pero renovada en la liturgia-, y, la segunda, en el fin del mundo y
de la historia.
¡Cuántos darían todo lo que tienen por
saber cuándo vendrá Jesús y, por consiguiente, cuándo se terminará todo! ¿Qué
darías tú por saberlo?
Lo cierto es que la Prensa Libre, hoy, recogía
una curiosa noticia, un desmentido de la NASA de que el 21 de diciembre próximo
(el 13 Baktun) sea el fin del mundo, que no pasará nada. ¿Cómo suponen
muchos que lo será? Llegará ese día y no pasará nada. Es más, quizá diga Dios: “¿que
no pasará? Pues... ¡toma...!”
Hoy, los sacerdotes rezamos con este
precioso comentario de San Efrén, diácono, sobre el Diatésaron:
Para atajar toda pregunta de sus
discípulos sobre el momento de su venida, Cristo dijo: Esa hora nadie la sabe,
ni los ángeles ni el Hijo. No les toca a ustedes conocer los tiempos y las
fechas. Quiso ocultarnos esto
para que permanezcamos en vela y para que cada uno de nosotros pueda pensar que
ese acontecimiento se producirá durante su vida. si el tiempo de su venida
hubiera sido revelado, vano sería su advenimiento, y las naciones y siglos en
que se producirá ya no lo desearían. Ha dicho muy claramente que vendrá, pero
sin precisar en qué momento. Así todas las generaciones y todas las épocas lo
esperan ardientemente.
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