miércoles, 23 de enero de 2013

Octavario (VI): Si hijos, todos somos hermanos


     ¿Por qué hay distinción entre los hombres? Así somos... Habemos bajos y altos, morenos y blancos, niños y jóvenes y viejos, hombres y mujeres, pobres y ricos, inteligentes y menos inteligentes; pero, por otro lado, los dones que tenemos complementan la diversidad que existe en la sociedad. O sea que, es un hecho, una realidad que escapa a nuestra voluntad.
     Entonces, la aspiración es la unidad en la diversidad: cada uno ha de ponerse al servicio de los demás. Pero, lo que ha de movernos es la conciencia de que somos hijos de Dios, luego, hermanos unos de otros.
     “En este Padre son hermanos el señor y el siervo; en este Padre son hermanos el emperador y el soldado; en este Padre son hermanos el rico y el pobre. Los fieles cristianos tienen sobre la tierra padres diferentes, nobles unos, villanos otros; mas todos invocan a un Padre único: al de los cielos” (San Agustín, Sermón 59).
     ¿Cómo es que te sientes más que tu hermano? ¿Te sientes hijo de Dios y no te sientes hermano de tu prójimo?

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