viernes, 3 de febrero de 2012

"No perder la cabeza" (3 + 2)


     Del evangelio de la Misa de hoy:
     Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey dijo a la joven: pídeme lo que quieras, que te lo doy (Mc 6, 14-29).
     Jesús, ¡menuda fiestita de cumpleaños! Acabó fatal, como en la película Un cadáver a los postres. Qué contraste: el mayor nacido de mujer, un hombre justo y santo, va a morir para satisfacer el capricho de otro hombre ridículo, lleno de vacío, supersticioso, cruel e impuro. Seguramente Herodes estaría bebido: solo coger el punto, diría. La mezcla del alcohol y sexo tiene consecuencias imprevisibles: violencia, egoísmo, aborto, dolor. ¿No seré yo también con mi presencia y mi silencio cómplice de tanto asesinato?
     Que no me olvide de los pecados de omisión: el que calla otorga.

     Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista (…) Lo decapitó en la cárcel, trajo la ca-beza en una bandeja y se lo entregó a la joven (Mc 6,14-29).
     Jesús, aquella adolescente alocada perdió la cabeza y pidió la cabeza de San Juan Bautista, como podía haber pedido un caballo, un perrito o un anillo. ¡Menudo pavo tenía la criatura! Quizá pensaba que era un artista. Y, ¿qué tiene de malo danzar? No era del todo consciente que con su forma de bailar, y de vestir inflamó las pasiones de Herodes. Y yo, ¿soy consciente?
Mi forma de vestir, bailar, hablar, puede ser causa de que otros pequen. Propósito: no perder la cabeza.

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