sábado, 26 de abril de 2014

¡Se adelantó Matías! Anécdota de Jueves Santo

     Es una anécdota del Jueves Santo.
     Como ustedes saben, en la Misa de la tarde del Jueves Santo, en la Cena del Señor, se introduce el rito del lavatorio de los pies, recordando cómo Jesús, en la Última Cena, lavó los pies a sus apóstoles, enseñándoles a dar la vida por los demás, a practicar el mandamiento nuevo del amor.
     Como les había comentado, estuve celebrando “los Oficios” en la aldea La Canoa, Patzicía. Cuando comencé la celebración, sólo había diez “apóstoles”, todos mayores. Advertí, al comenzar, que si no lograban llegar los asignados, que dos de los acólitos serían “apóstoles”, por lo que empezaron a temer.
      Terminada la homilía, procedimos. Había llegado uno de los que faltaba. Entonces comenté que “Judas ya se había marchado”, por lo que se rieron todos. No había más remedio. Lancé la mirada al mayor de los acólitos y me dijo que no rotundamente… ¡Qué valiente! Entonces comprobé cómo los más pequeños son más obedientes e inocentes, pues me quedé viendo al más pequeño de unos 9 años, con rostro simpático, que, tras cierta insistencia, cedió. Le invité diciéndoles: “Ven, Matías…” Fue la nota simpática de la celebración.
     Dos horas más tarde de la santa Misa, el protagonista venía diciendo: “¡soy Zacarías!” Entonces le corregí diciéndole que era Matías, no Zacarías. Pero el padre, que venía acompañándole, no comprendía por qué. Entonces le expliqué que, habiendo faltado uno de los apóstoles en la celebración, la elección de Matías (cfr. Hch 1,21-26) —sustituto de Judas— se adelantó…
     Cuánto gocé de la hospitalidad y la piedad de los amigos de La Canoa. Se los agradezco. Les encomendaré.

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