¿Le conocen? |
Mi
esposa, mi hijo Eduardo, mi hija Emilie y yo vivimos hace 3 años en Canadá por
temas laborales.
Hace 6
meses decidimos bautizar a nuestra hija en Argentina y queríamos que el padrino
sea mi cuñado Federico Abalsamo.
Cuando
le preguntamos a Federico, nos dijo que a él le encantaría pero que necesitaba
bautizarse para ser padrino.
La
familia de mi esposa es una familia mixta Judeo-Católica, ya que la madre de mi
esposa es Judía y el padre es Católico.
Los
padres siempre les dieron a ellos la opción de elegir su religión. Mi esposa
eligió la religión Católica, la hermana, Carolina, la religión Judía y
Federico, el hermano, siempre estuvo más cerca del catolicismo pero nunca se
bautizó. Entonces esa era una buena oportunidad para hacerlo.
Empezó
a averiguar para bautizarse en varia Iglesias y todas le ponían trabas de
cursos o trámites burocráticos para hacerlo.
Por ese
motivo, Federico nos llamó y nos agradeció que lo hayamos elegido como padrino,
pero que no se había podido bautizar por las trabas que había encontrado
para hacerlo y que, dado el corto tiempo que faltaba para el bautismo,
iba a ser imposible.
Mi
esposa —no resignándose— decidió llamar a la Arquidiócesis de Buenos Aires
para intentar hablar con Bergoglio, en aquel entonces Cardenal (eso fue
aproximadamente el 15 de noviembre de 2012, 3 meses atrás). Pudo hablar con la
secretaria de Bergoglio quien escuchó atentamente toda la historia y le dijo
que se lo iba a trasmitir al Cardenal.
15
minutos más tarde sonó el teléfono nuestro. ¡Era el mismísimo Bergoglio
llamando para preguntarnos en qué nos podía ayudar!
¡No lo
conocíamos…,no nos conocía…, y sin embargo nos llamó…!
Mi
esposa le contó nuevamente lo que pasaba y la historia familiar, y Bergoglio le
dijo que con mucho gusto iba a bautizar a Federico, que fuera ese mismo sábado
a la Catedral, que él mismo lo bautizaría.
Cuando
Bergoglio terminó de bautizar a Federico, ¡le dijo que jamás se olvide de sus
raíces Judías! ¡Increíble persona! Y como si eso fuera poco, Bergoglio se
ofreció a bautizar a mi hija. Nosotros no lo podíamos creer, ¡que el mismísimo
Cardenal Bergoglio bautice a nuestra hija!
El
Cardenal se tomó la molestia de venir desde su casa a la iglesia de San Martin
de Tours, un sábado a la tarde a bautizar especialmente a nuestra hija sin conocernos y con la humildad de un grande.
Tuve la alegría de conocerlo y de hablar con él y es una persona
extraordinaria… Me gustaría mucho que publiquen esta historia porque habla
mucho de su humildad y de cómo él piensa e ínteractúa con las religiones
hermanas.
¡Realmente
un ejemplo increíble!
Eduardo Gonzalo Dimet
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