En algún momento nos encontramos un tanto
perdidos, queriendo tener noticia de algo, pero nadie nos orienta. Puede uno,
incluso, quejarse de por qué no hay un alma caritativa que nos tienda la mano,
o por qué son tan recelosos con sus conocimientos.
Lo cierto es que hoy he recibido dos
favores de estos, como en anteriores ocasiones en que también he gozado de tales
gracias. En una empresa de prestigio pregunté por un producto. Quien me atendió
me dijo que no lo tenían y que tardarían un tiempo en tenerlo.
Es difícil encontrarse con un tipo tan
gentil como éste, que hizo una llamada, me dio el nombre de otra empresa en
donde trabajaba un amigo suyo y hasta me dio indicaciones de cómo llegar a
sitio.
Al llegar a ese sitio, aunque el que
atendía estaba muy ocupado, dejó de ver su partido de la Champions para
atenderme también gentilmente.
Ojalá pueda copiar un poco de esta
gentileza de estos amigos, a quienes me gustaría volver a tratarles. De hecho
tendré que hacerlo próximamente.
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