martes, 18 de febrero de 2014

Historias que te hacen pensar (XVII)

     Juan trabajaba en una planta distribuidora de carne. Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; en ese momento se cerró la puerta, bajó el seguro y quedó atrapado dentro.
     Aunque golpeó la puerta fuertemente y gritó, nadie pudo escucharlo. La mayoría de los trabajadores se había marchado a su casa, y fuera del refrigerador era imposible escuchar lo que ocurría dentro.
     Cinco horas después, y al borde de la muerte, alguien abrió la puerta. Era el guardia de seguridad que entró y lo rescató. Juan preguntó a su salvador como se le ocurrió abrir esa puerta si no era parte de su rutina de trabajo, y él le explicó:
     Llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero tú eres el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible.
     Hoy, como todos los días, me dijiste tu simple "hola" a la entrada, pero nunca escuché el "hasta mañana". Espero por ese "hola" y ese "gasta mañana" todos los días. Para ti yo soy alguien, y eso me levanta cada día. Cuando no oí tu despedida, supe que algo te había pasado... Te busqué y te encontré.

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