jueves, 20 de febrero de 2014

Teología en el carro (II)

     Aunque, francamente, estas consideraciones no surgieron dentro del carro; simplemente son continuación de lo de ayer. Más bien, las planteábamos hoy en clase con los alumnos de Teología.
    La fe, decíamos, no es sólo entender y aceptar con la inteligencia que algo es como nos lo enseñan; es vida, entrega, amor.
      Pues bien, ¿cómo puedo decir que CREO que la Sagrada Escritura está inspirada ―que es Palabra revelada por Dios― si no la leo ni trato de conformar mi vida con lo que Ella me enseña?
     ¿Cómo puedo decir que CREO en que Jesús está verdaderamente en la Eucaristía si no le acompaño ―puesto que ha querido quedarse con nosotros―, si no trato de alimentarme de Él?
     ¿Cómo puedo decir que CREO en los dogmas marianos ―Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Virginidad perpetua, Asunción― si no busco a la Virgen como Madre mía que es, si no acudo continuamente a Ella y no la amo?
     ¿Cómo puedo decir que CREO en Dios si no le dedico tiempo, si no le tengo presente en todo el día y en todas las cosas, si no es Él el primero?
     En fin, cabe hacerse más preguntas sobre lo que creemos. Yo me las hago primero, pues a todos “nos cae”...

No hay comentarios:

Publicar un comentario