domingo, 19 de enero de 2014

Buscando la alegría del Cielo aquí en la tierra

     En el blog del Seminario y en el de la Curia ha aparecido la noticia de la muerte de don Mario Urízar, papá de uno de los seminaristas que tiene el mismo nombre.
     Dos veces pude platicar con él, una vez un poco más largo. En esa ocasión me contó su peregrinar por los lugares que le han acogido. Además el empeño que tenía por ayudar a las personas, especialmente su afán apostólico con los cursillistas.
    Llevaba ya muchos meses luchando con la enfermedad, que llevaba con muy buen humor. ¡Ja! ¡Qué humor tenía! En un rato que estuvimos con él contó muchos chistes.
     La última vez que le saludé fue en San Jorge La Laguna, en la ordenación del P. Santos, a que asistieron él y su esposa, imaginándome que pensarían y soñarían con la futura ordenación de su hijo.
    Voy a ser un tanto indiscreto, transcribiendo un mensaje que me envió su hijo, después de darle el pésame: “Murió en sábado con el escapulario de la Virgen del Carmen, confesado, ungido y comulgado”.
     ¿Qué es lo que hace que los cristianos, los buenos cristianos, mueran con una paz, con optimismo? Es la vida sobrenatural, el optimismo cristiano con que han llevado la vida y sus avatares, es la esperanza puesta en la Vida; en fin, es saber que nuestro Padre Dios nos está esperando para colmarnos de una felicidad inconmensurable e inigualable, expresado por san Pablo de esta manera: “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre lo que Dios tiene preparado para los que le aman” (1Co 2,9).
     Descanse en Dios don Mario Urízar. A Mario, a su querida mamá y a su familia, nuestras condolencias, nuestra cercanía y oraciones.

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