La
noticia fue publicada en el blog de la Curia Diocesana: que un hermano del P.
Eleobardo, Juan Tuyuc, ha fallecido el 15 de enero pasado. Hoy ha sido el
entierro; he tenido la oportunidad de participar de la Misa exequial pidiendo
por su alma. Mis condolencias al P. Eleobardo y a su familia, a la que acompaña
el dolor desde hace tiempo.
Los
no cristianos que acompañaban al funeral quizá podían haberle reprochado a Dios
lo mismo que Marta le dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría
muerto mi hermano...” (Jn 11,21).
Me
impresionó la entereza y el sentido sobrenatural con que el P. Eleobardo y su
madre llevan todo esto. En efecto, el testimonio que públicamente dio ella de
su fe, al terminar la celebración, me hizo recordar a aquella otra mujer de la
que habla la Escritura (cfr. 2M 7). Esto dijo en lengua kaqchikel:
“Les
agradezco a todos los que ahora nos acompañan. Quizá no hemos podido atenderles
bien. Dios se los pague. Me ha tocado vivir mucho sufrimiento: el secuestro de
mi esposo, la muerte de un hijo y, ahora, la muerte de otro hijo. Pero la
fuerza para sobrellevar todo esto lo he encontrado en Dios, en participar todos
los días de la Santa Misa...”
Ciertamente,
esto es lo que lleva su corazón y me he atrevido a escribirlo. Mis condolencias
al P. Eleobardo, a su mamá y a su familia. ¡Descanse en paz, don Juan Tuyuc!
Mi condolencia, cercanía y oración al P. Elio y a su querida familia, por esta dolorosa pérdida de su querido hermano ¡Descanse en paz!
ResponderEliminarHe ofrecido hoy la santa misa por su eterno descanso, pidiendo al Señor sepa reconfortar a esta sufrida familia. ¡Descanse en paz!
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